Imaginemos
un mundo P2P total. Un mundo sin intermediarios, basado en las relaciones
'peer to peer' (entre pares). Una sociedad en la que las personas se
organizan voluntariamente para crear un valor en común. Una economía
directa y distribuida, donde el acceso desplaza a la propiedad, y van cayendo
las barreras entre la producción y el consumo.
Y ahora
dejemos de imaginar, porque quizás no lleguemos nunca a ese espacio de
'desintermediación total'. "Las estructuras jerárquicas están muy
arraigadas, no sólo a nivel institucional, también a nivel cultural",
advierte Stacco Troncoso, miembro del equipo de coordinación de la P2P Foundation
(el referente mundial de la economía distribuida, impulsada por el belga
Michel Bauwens).
"Lo
que sí podemos lograr son alternativas muy sensatas y sin intermediarios
innecesarios", añade el madrileño Stacco, que ha predicado con el
ejemplo como cofundador de Guerrilla Traslation, un colectivo y agencia
de traducción que ha adoptado el modelo de producción entre pares. "Creo
que veremos una época híbrida, en la que el nuevo modelo de producción y
consumo convivirá con los intentos de la 'vieja guardia' de adaptarse al
próximo paradigma, con resultados desiguales".
Al final, "la
gente acabará descubriendo que hay formas más eficaces y económicas de hacer
las cosas". El modelo P2P, según nuestro avezado traductor, escritor y
músico, se acabará imponiendo a golpe de tecnología y por pura lógica, en un
mundo que funciona en red.
"Internet
ha permitido crear estas dinámicas de creación de valor común, que están
empezando a aplicarse a gran escala en ámbitos como la producción, la
propiedad, el consumo o la gestión colectiva", añade Stacco. "El
modelo P2P es más fácil y más eficaz, y el ejemplo más vistoso para mí sigue
siendo Wikipedia: una plataforma abierta que ha desplazado a una
institución tan prestigiosa como la Enciclopedia Británica en menos de una
década".
Nuevos
mecanismos de solidaridad
El choque
entre los dos modelos lo estamos viendo ya, con conflictos como los
desencadenados por la irrupción de Airbnb (alquiler de casas entre particulares)
o de Uber https://www.uber.com/ (la aplicación de coche compartido) que han
puesto en guardia al sector hotelero y al de transportes.
"La
regulación va siempre a la zaga de la innovación, pero va a ser muy difícil
forzar la vuelta a los procedimientos habituales a golpe de
legislación", advierte Stacco. "Aunque hay que hacer todo lo posible
para que la economía colaborativa sea digna de ese nombre. Hay que
garantizar la igualdad de condiciones entre los usuarios que crean el valor
común de algunas de estas plataformas y los accionistas que capturan la
plusvalía".
Stacco Troncoso.
"Y
hay que examinar el efecto de la economía colaborativa en el sector laboral",
previene por último Stacco. "Un proceso de desintermediación a gran escala
puede tener consecuencias laborales negativas, y vamos a tener que idear nuevos
mecanismos de solidaridad para paliar esos efectos. En el fondo se trata de
crear una nueva lógica económica: estamos ante un tema complejo y no hay
respuestas fáciles".
La
necesidad de respuestas en tiempos de crisis ha dado alas a la economía
colaborativa. O al menos eso es lo que piensa la británica Rachel Botsman,
madrina del movimiento y coautora de 'Lo mío es tuyo', que habló a su
paso por el OuiShare
Fest de París de los cuatro jinetes que están acelerando la
transición al nuevo paradigma...
El
primero, la ruptura de la confianza en el viejo modelo. El segundo es la
complejidad y el tercero, la redundancia (¿para qué necesitamos
tantos intermediarios?). El cuarto y último es el acceso, y tiene mucho
que ver con la evolución del consumidor al prosumidor, que quiere ser parte
directa del proceso.
En su
libro 'La malla: el futuro de los negocios es compartir',
la emprendedora norteamericana Lisa Gansky habla de la evolución necesaria de
la idea arraigada de la propiedad a la lógica del acceso. "Compartir es
algo natural, y eso es algo que hemos redescubierto gracias a la tecnología",
sostiene Gansky, fundadora de Mesh. "Empezamos compartiendo amigos e
ideas, y de ahí pasamos a compartir casas y coches, y acabaremos
compartiendo cada vez más recursos porque es bueno para el planeta y porque es
lógico desde el punto de vista económico".
El
avance de la 'peer economy'
"Las
personas han decidido apoyarse entre ellas para construir su propia
economía", asegura la también norteamericana Natalie Foster,
fundadora de Peers,
donde ha volcado toda su experiencia sobre el poder de las redes sociales
(estuvo en Organizing for America en la campaña del presidente Obama).
"Creo
que en el poder de la gente y en las grandes cosas de las que somos capaces
cuando actuamos juntos", asegura Foster. "El ejemplo más claro lo
he visto en el pueblo de mi madre, en la Kansas rural, donde los vecinos
hicieron piña para reabrir su querida tienda de ultramarinos local cuando echó
el cierre. Algo así es lo que está pasando a gran escala y en todas las partes
del mundo: la gente está uniendo fuerzas para revitalizar la economía".
Peers, con
miles de miembros en todo el mundo, organiza encuentros y cenas en ciudades
como Madrid y Barcelona. Su objetivo es crear algo así como "lobby
ciudadano" para potenciar la cultura del 'sharing' e impulsar la
economía colaborativa ante las inevitables fricciones legales.
"Conforme
crecen las posibilidades de la economía colaborativa, crecen también las
resistencias", reconoce Foster. "Al fin y al cabo, compartir
es una idea tan simple como radical, que promueve un modelo distribuido en
el que todos participamos, frente a tantas generaciones de producción,
control y riqueza centralizadas".
Advierte
Foster que el viejo modelo está reaccionando y levantando barreras: "Los
legisladores se han lanzado a regular bajo las presiones de la industria y
sin saber realmente cómo funciona el nuevo modelo. Por eso es importante que
los ciudadanos elevemos nuestra voz y defendamos nuestros intereses".
En el año
que lleva funcionando Peers, Foster asegura que ha podido comprobar cómo en
todas las partes del mundo se están multiplicando las iniciativas de la también
llamada 'peer economy' o economía ente pares... "Desde bancos de
tiempo a bancos de habilidades, de casas compartidas a bicis compartidas, de
cooperativas de consumo a cooperativas para el cuidado de los niños. Más que
como una tendencia económica, yo lo veo como un movimiento que pone la
comunidad en el centro y que está sirviendo de paso para que la gente pueda
pagar las facturas, para trabajar en horarios flexibles y para reconectar con
nuestro lado humano. Así es como debería funcionar el siglo XXI".