Y el Facebook llegó al medio ambiente sin avisar, y mientras efectuaba su última caída libre (las anteriores fueron con paracaidas y éstos siempre se abrían, y el aterrizaje siempre había sido suave y dirigido y siempre excitante) le vinieron a la memoria cómo en rápidos flashes los sucesos más imporantes de su vida hasta ese momento. En absoluto se sorprendió por que los momentos que acudían en tropel a su mente no fueran los de gloria pública, ni los que recordaban los amigos y familiares; eran todos sentimientos íntimos, pequeños logros e íntimas satisfacciones y, también, porqué no? fustraciones de su inminentemente pretérita vida.
Y sobre todos los recuerdos y sensaciones, cómo en un primer plano; con serenidad y plenitud, dominaba la idea del amor absoluto, ignoto hasta ese momento.
Y se aplastó contra el duro adoquín de su calle, pero no sintió dolor, simplemente se sorprendió de verse revoloteando a la altura del primer piso y sobre todo a un muñeco que se le parecía una barbaridad aplastado allí abajo, contra la acera.
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