La impotencia y la rabia que ya llevamos tiempo padeciendo muchos por las prohibiciones absurdas y el recorte de las libertades que se producen en España, tienen nombre y apellidos. Gracias a la GEES, al menos sabemos el porqué y como se está cociendo este tema vital para la verdadera Libertad y Democracia. Transcribo más abajo los párrafos que me parecieron más interesantes y esclarecedores:
El Estado nacional y las instituciones comunitarias e internacionales han alcanzado tal poder administrativo, burocrático e incluso ideológico que están erosionando los principios básicos que han soportado la democracia, en todas sus variables, a lo largo de los siglos.
Las libertades están experimentando en Europa un retroceso cada vez más rápido.Cada vez se legisla más, sobre más aspectos de nuestra vida y sobre más personas. Y cada vez tienen los Estados nacionales y sobre todo las instituciones internacionales mayor capacidad técnica para que nadie escape al cumplimiento de las "leyes", que afectan casi a todo: a la alimentación, la salud, el pensamiento, la enseñanza, el ocio, el arte. La voracidad legislativa en la Unión Europea es ejemplo claro de esta decadencia.
Desde luego que la izquierda está mejor situada en la carrera por prohibir: el intervencionismo político, económico y social está en su ADN. Pero más vale no engañarse: característico de esta época es el hecho de que también la derecha se ha sumado a la fiebre prohibicionista y apoya a los integristas más exaltados, sea en asuntos relacionados con el tabaco, con el laicismo, con la alimentación o con la cultura.
En España, a este fenómeno cultural se le ha sumado la llegada de Zapatero al poder en 2004. El panorama durante esta legislatura es espeluznante. El Gobierno de Zapatero está instaurando obligaciones y decretando prohibiciones de manera cada vez más rápida, y curiosamente sólo el ruido mediático que ellas mismas provocan hace que no nos demos cuenta del calado de lo que ocurre.
En los últimos meses se acumulan leyes contra la objeción de conciencia de médicos, ,contra el libre tráfico en internet, contra el tabaco, contra las corridas de toros, contra la conducción, contra las expresiones de cristianismo, contra los aires acondicionados. Un día los atropellados son los fumadores, al siguiente los conductores o los hosteleros, al siguiente los internautas o los profesores, al siguiente los comedores de hamburguesas o los católicos. De una u otra manera nadie escapa al integrismo prohibicionista de personalidades como De la Vega, Aído, Jiménez, Salgado o el propio Zapatero.
La ofensiva prohibicionista del Gobierno de Zapatero va más lejos que muchos regímenes despóticos y autoritarios, pues los socialistas están legislando sobre todo tipo de ámbitos: económicos, culturales, morales, escolares, médicos. Lo peor es que mientras esto ocurre, parte de la derecha, con el PP a la cabeza, se suma a las prohibiciones –ignorando que la cuestión no es qué se prohíbe, sino que se prohíba–, o evita mirarlas de frente con el autoengaño de la cortina de humo. Así que día tras día, semana tras semana, los españoles se despiertan con una obligación y una prohibición más.
Se cumple así la gran paradoja postmoderna: en nombre de los derechos y las libertades, éstos son limitados cada vez más mediante leyes cada vez más restrictivas. Surgen así dos preguntas: si este prohibicionismo rampante se podrá frenar a medio o largo plazo, y si será posible en algún momento revertirlo.
País...
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